El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocía la Covid-19 como pandemia. Días después el gobierno de España declaraba el estado de alarma y el confinamiento para frenar una crisis sanitaria que, con la llegada de las vacunas, está en el camino de resolverse. Los últimos informes de seguimiento de ingresos en las UCI de Andalucía de pacientes con COVID-19 elaborados por la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias, SAMIUC, confirman tanto la reducción de la ocupación de pacientes COVID-19 como de nuevos ingresos, aunque la situación de las UCIs sigue siendo de alta ocupación y se mantiene todavía la letalidad global acumulada al alta (36%).

Estos informes publicados semanalmente por la SAMIUC desde el pasado mes de octubre, combinando datos de 55 Unidades de Cuidados Intensivos de Hospitales Públicos y Privados de Andalucía y modelos predictivos, han ayudado a los médicos intensivistas a afrontar con cierta antelación la evolución de la COVID-19 en las UCIs. Hasta la fecha, alrededor de 4.100 pacientes han sido atendidos en las unidades de cuidados intensivos andaluzas. La pendiente de ingresos de estos pacientes ha sido diferente en cada una de las tres oleadas registradas hasta el momento, si bien actualmente se mantiene una media de 14 ingresos diarios y la prevalencia de intubados sigue elevada, en un 79%.

Se ha reducido al 44% el porcentaje de camas estructurales de UCIs de Andalucía dedicadas a pacientes COVID-19 (previo 53%), y solo Almería sigue teniendo el 100% de camas estructurales de UCI en el SSPA dedicadas al COVID-19.

Además de los informes publicados semanalmente por la SAMIUC, la Sociedad ha trabajado en el último año para adaptar y mejorar el funcionamiento de las Unidades de Medicina Intensiva de Andalucía con motivo de la pandemia, elaborando un decálogo de recomendaciones y un protocolo de comunicación diario de los pacientes ingresados en UCI con sus familiares. Precisamente uno de los retos y mayores preocupaciones de los profesionales de estas unidades ha sido mantener la comunicación de los pacientes críticos con sus allegados, en momentos en los que la política de visitas en las UCIs se tuvo que adaptar a las normas de seguridad recomendadas para evitar el riesgo de infección.

“Los médicos intensivistas hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación, de organización, de gestión de recursos, de trabajo en equipo y de asumir retos de gran envergadura, dado el perfil de competencias del que nos dota la especialidad de Medicina Intensiva. Es cierto que hemos mejorado bastante, contamos con una mejor protección, conocemos más el virus y hemos perdido el miedo del principio, pero los médicos intensivistas andaluces nos seguimos enfrentando a un esfuerzo físico y emocional sin precedentes que dará la cara al final de la pandemia”, afirma la Dra. Carmen de la Fuente, presidenta de la SAMIUC, quien recuerda además que “la población debe asumir también su responsabilidad y seguir respetando las medidas de protección recomendadas por las autoridades sanitarias para evitar nuevos repuntes”.

La pandemia ha propiciado la colaboración de la medicina intensiva con otras especialidades, pero también ha puesto de manifiesto tanto la necesidad de contar con un mayor número de intensivistas como de incrementar los recursos tecnológicos y adaptaciones estructurales de las UCIs, por ejemplo el número de camas.

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