El síncope es un problema relativamente común en los Servicios de Urgencias. Definida como una pérdida de conciencia súbita y momentánea, acompañada de caída al suelo, con recuperación en general rápida. Las etiologías de este cuadro son muy variadas, algunas veces benignas, y otras veces graves, por lo que a menudo suponen un desafío diagnóstico y puede representar un problema de triaje y actuación, y un consumo de recursos. Por ello se han hecho abundantes esfuerzos para desarrollar métodos de clasificación, o evaluadores pronósticos que ayuden al tratamiento de este cuadro que, según algunas publicaciones puede llegar a ser un 3% de los enfermos emergentes, y un 6% de los ingresos hospitalarios desde Urgencias.
Existen varios tipos de evaluadores de riesgo, bien de la mortalidad, o de las posibilidades de mala evolución. En una gran parte de ellos, el trasfondo es la forma de evitar ingresos o intervenciones diagnósticas innecesarias, que encarecen la asistencia. Por ello, hacen gran hincapié en general en detectar con la mayor exactitud posible a aquellos enfermos cuyo pronóstico es leve.
Tras el San Francisco Syncope Rules, , el OESIL Risk Score, los EGSYS, y otros, Sun et al., elaboraron el Syncope Risk Score, dirigido a pacientes de más de 60 años, que son los más prevalentes en este síndrome. Seis de los items añaden gravedad, mientras el «cuasi-sincope» está demostrado ser de buen pronóstico. Se evaluó el riesgo de mortalidad a los 30 días de la evaluación en Urgencias.
Referencias: