Se trata de un modelo de evaluación de la gravedad y mortalidad esperada de enfermos con embolismo pulmonar(EP), elaborado mediante el estudio de 15531 pacientes diagnosticados de EP tratados en 186 hospitales de Estados Unidos, Suiza y Francia. Mediante regresión loogística paso a paso se identificaron once variables (2 variables demográficas, tres de comorbilidad con el EP, y otras seis del cuadro clínico actual, que permitían clasificar a los enfermos en cinco clases pronósticas, con niveles de mortalidad claramente diferentes. Aunque se identificaron otras siete variables, definidas por valores de laboratorio, que también contribuían de forma independiente a la mortalidad, y aún cuando la inclusión de estas siete variables en el modelo le hubieran proporcionado un poder discriminatorio mayor (área bajo curva ROC de 0.82, vs. 0.78-( p<0.001)), el riesgo de cada una de las clases no variaba gran cosa respecto al modelo más simple sin esas variables, por lo que el grupo de estudio decidió no incluirlas en el modelo. Como en todos estos modelos, este suplementa, pero no reemplaza, el juicio clínico. Incluso aunque los autores reconocen que probablemente muchos de los pacientes clasificados dentro de las dos primeras clases (I, y II), se podrían tratar sin gran riesgo de modo extrahospitalario, y ello podría abaratar de forma notoria el gasto hospitalario, exhortan a tratar cada enfermo según el resto de sus connotaciones clínicas (adhesión al tratamiento, estado mental, drogadicciones, previas, cultura, etc.)
La ventaja principal de este modelo es que las variables empleadas son recogidas de forma rutinaria en todos los servicios, y no requieren de pruebas de laboratorio o radiológicas específicas, y que la amplia procedencia de hospitales puede darle una mayor aplicabilidad.
Referencias: