La osmolaridad plasmática es la concentración molar del conjunto de moléculas osmóticamente activas en un litro de plasma. La Osmolalidad es lo mismo, pero referido a 1 Kg de agua. Mientras que para soluciones muy diluídas o con solamente moléculas muy activas osmóticamente, ambos conceptos son similares, este no es el caso del plasma, donde hay gran cantidad de moléculas grandes (proteínas y lípidos fundamentalmente) que, en razón de su gran peso molecular, son proporcionalmente poco activas osmóticamente, mientras que sí pesan, por lo que el plasma contiene aproximadamente un 7% de aquellas, que ocupan espacio en ese litro, por lo que la cantidad de agua disminuye (hasta aprox. un 93%). En el laboratorio, los osmómetros miden la osmolalidad, puesto que suelen emplear el descenso crioscópico del plasma para su determinación. Por ello, si quisiéramos emplear la osmolaridad, habría que multiplicar la Osmolalidad medida por 0.93. En la práctica, ambos términos se utilizan de forma indistinta en el lenguaje de la clínica cotidiana, pues la diferencia suele ser pequeña. La cifra se da pues en mOsm/Kg.La normal es de 280-295 mOsm/Kg.
¿Porqué un calculador de la Osmolalidad si habitualmente podemos disponer de la medición directa del Laboratorio? En primer lugar, porque puede haber problemas con el osmómetro, o no disponer de él en nuestro laboratorio. Y en segundo lugar, porque en algunas circunstancias existe una diferencia significativa entre la Osmolalidad medida en el laboratorio y la calculada, y eso nos puede ayudar a disgnosticar algunos problemas metabólicos. A esta diferencia se le denomina hiato osmolar, y suele ser debida a la presencia en plasma de moléculas pequeñas con gran actividad osmolar (alcohol, hiperglucemias, metanol, glicoles, aspirina, etc)
La mayor proporción del cálculo se lo lleva el Sodio, y en mucha menor proporción la glucosa y el Nitrógeno Uréico. Pero existen otras moléculas que habitualmente no existen en plasma, o solo están en ínfimas cantidades, que, cuando aumentan de modo significativo, ocasionarán una elevación significativa de la osmolalidad medida mientras que no influirán o escasamente en la calculada (fundamentalmente por ocasionar transtornos del sodio), lo cual nos puede poner sobre la pista de su posible existencia. Aunque existen otras fórmulas que incluyen en el cálculo otros iones como el K, Ca, Mg, etc) o correcciones para la hiperproteinemia o la hiperlipidemia, en la práctica no suelen emplearse.
En la vida normal, las alteraciones de la Osmolalidad suelen señalar alteraciones del Na (hipo o hipernatremias), con sus consecuencias principales de hiperhidratación celular en el primer caso, o deshidratación intracelular en el segundo, al ser el Sodio un ión fundamentalmente extracelular.