Más de 150 médicos y enfermeros que desarrollan su labor profesional en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de Andalucía han puesto en común buenas prácticas en un foro profesional promovido por la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (SAMIUC) con el objetivo de reducir los niveles de dolor de aquellos pacientes en situación crítica.

De la mano de un equipo de ponentes multidisciplinar compuesto por profesionales de distintos ámbitos sanitarios, los participantes en esta cita analizaron experiencias y casos clínicos sobre situaciones de sedación, agitación y delirio.
En las distintas sesiones de este foro, titulado ‘Jornada sobre analgosedación y confort del paciente crítico’, se remarcó la importancia de realizar un abordaje completo y multidisciplinar de la analgesia (eliminación de la sensación de dolor) y la correcta sedación que se le ha de aplicar al paciente crítico, haciendo también especial hincapié en los problemas que origina la sobresedación en los pacientes de la UCI.

Otro de los puntos que ha tomado mayor relevancia ha sido el de monitorizar a los pacientes con escalas validadas tanto en el ámbito del dolor como en el de sedación. En este sentido, los expertos participantes concretaron los beneficios que conllevaría especificar en los tratamientos el nivel de sedación y evitar la sedación profunda, así como disponer de un protocolo de sedación analgésica multidisciplinar.

En el ámbito concreto de Enfermería, también se ha insistido en la importancia de implementar y profundizar en el uso de medidas no farmacológicas, como la necesidad de disminuir el uso de las contenciones mecánicas (dispositivos físicos y/o mecánicos para restringir los movimientos de una parte del cuerpo o de su totalidad), el contar con el apoyo familiar o un mayor control de aquellos factores físicos y psicológicos que produzcan o favorezcan el incremento de estrés.

Por último, se abordó igualmente la importancia del sueño y el descanso en los pacientes críticos, ya que problemas en este ámbito puede llegar a originar delirio y otras alteraciones, que puedan originar el síndrome post-UCI, que afecta a entre el 30% y el 50 % de los pacientes después del ingreso en UCI, en los que se manifiesten problemas físicos (dolores, dificultad de movimiento, debilidad, alteraciones del sueño, etc.) o psicológicos (ansiedad, depresión o síndrome de estrés postraumático, entre otros).