Entrevista al coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la SAMIUC, el Dr. Ángel Estella, sobre el estado de las UCI de Andalucía, la labor de los intensivistas y la necesidad de la investigación clínica para afrontar el futuro.
¿Ha mejorado la situación en las UCI de Andalucía tras el comienzo de la vacunación?
Es un hecho evidente que la vacunación se ha asociado a un descenso notable de las hospitalizaciones, hemos sido testigos directos conforme se vacunaban los diferentes grupos etarios de este hecho. No obstante, aunque la vacunación parece reducir el desarrollo de las formas graves de la enfermedad no protege de la posibilidad de infección y a su vez de que pueda continuar contagiando, por ello estar vacunado no exime de mantener el resto de medidas de prevención que son fundamentalmente la distancia física y el lavado de manos.
Es un error considerar que la vacuna protege totalmente, de hecho, hemos observado pacientes con las dosis completas de vacunación que han ingresado en UCI. Es importante que esto se conozca ya que el vacunado tiene una falsa sensación de seguridad. Puede desarrollar la enfermedad e incluso transmitirla.
“Es un error considerar que la vacuna protege totalmente. Se puede desarrollar la enfermedad e incluso transmitirla”
¿Ha cambiado el perfil clínico del paciente que ingresa en UCI?
Estamos observando pacientes que son más jóvenes o que no recibieron la vacunación. Ha cambiado el perfil clínico, pero también les estamos atendiendo en UCI menos colapsadas, el tratamiento es sin duda más óptimo en áreas sin sobrecarga asistencial, y ello esperemos influirá en un mejor pronóstico.
Se han vivido situaciones de escasez de recursos, no se debe olvidar tan pronto lo que ha ocurrido en los hospitales.
Lo que no debemos es hablar de esta pandemia en pasado, hoy mismo la Atención Primaria está tensionada a unos niveles preocupantes, ayudaron mucho en la gestión de camas cuando los hospitales no daban abasto y ahora apenas se habla de lo que están haciendo. Que hayan descendido las hospitalizaciones no podemos traducirlo en que esta crisis sanitaria esté resuelta. Lo ideal sería que aprendiéramos de los errores cometidos, para mejorar en un futuro.
¿Se han cometido errores?
No le quede la menor duda, y a todos los niveles, pero también se ha afrontado este desafío sanitario con un grado de compromiso y profesionalismo admirable. Es devastador caer en la autocomplacencia porque han venido tiempos difíciles que se están superando y no hacer un ejercicio de autocrítica, yo no me conformo ni me siento satisfecho. No sabemos lo que durará esta pandemia, pero seguro que en los próximos años vendrán otras, esto nos debe preparar para el futuro.
En mi opinión, el aislamiento estricto de los enfermos ha sido un error de los clínicos, hemos privado a los más enfermos de estar acompañados primando el temor al contagio sobre valores indiscutibles en la atención sanitaria. La SAMIUC promovió desde los primeros días de la pandemia diferentes estrategias de comunicación y acompañamiento compasivo que fueron seguras y permitieron que los enfermos graves no estuvieran ni se sintieran solos, se buscaron e implementaron cursos intermedios que protegieran estos valores junto con el de las prácticas seguras. Ningún enfermo grave ha de pasar la enfermedad sintiéndose sólo, lo que hay que hacer es dotar de mecanismos seguros de acompañamiento y comunicación. El desamparo era más fácil de combatir que la infección y no lo hicimos del todo, nos centramos en el virus y la ciencia no es incompatible con la compasión.
“Ningún enfermo grave ha de pasar la enfermedad sintiéndose sólo, lo que hay que hacer es dotar de mecanismos seguros de acompañamiento y comunicación”
El comité de Bioética de España cuestionó el documento sobre criterios de ingreso en UCI en situación de emergencia.
Pueden parecer políticamente incorrectas mis declaraciones, pero le aseguro que tras lo vivido me parecen absurdas las confrontaciones y hemos de aspirar a encontrar soluciones. Yo cuestiono la interpretación que hicieron y la falta de sensibilidad hacia los profesionales de intensivos en los peores momentos de la pandemia. Ese documento lo redactamos de manera urgente, dirigido a profesionales a través de medios científicos y sin la intención de preocupar a la sociedad, se redactó ante una situación excepcional por los clínicos que durante este año hemos conocido la realidad de las UCI a pie de cama, tocándole la mano a los enfermos graves y teniendo que tomar decisiones muy complejas y duras, nunca fue ni ha sido la edad, como se llegó a afirmar, un criterio per se para denegar un ingreso en UCI, fueron las posibilidades de soportar un tratamiento invasivo y de recuperabilidad los criterios clínicos que soporta ese documento, fue una situación de excepcionalidad que ojalá nadie tenga que volver a vivir.
Nuestro documento se realizó a pie de cama y al lado del que más sufre y está avalado por 18 Sociedades Científicas y 5 institutos/cátedras de Bioética. La bioética clínica tiene un discurso precioso desde las aulas donde imparto clases, pero extraordinarias dificultades en su implementación en la práctica clínica, hay que verse en el barro.
Con calma sería bueno que ambos organismos nos reunamos y busquemos puntos de acuerdo, pero no vale establecer unas premisas utópicas y teóricas, el problema es dar solución cuando tienes posibilidad de tratar en UCI a un solo paciente y hay 4 candidatos para ese tratamiento.
Quién tenga la solución que la aporte, pero sin denostar a los únicos que las buscamos en momentos tan duros.
“El problema es dar solución cuando tienes posibilidad de tratar en UCI a un solo paciente y hay 4 candidatos para ese tratamiento”.
¿Hubo momentos en que faltaron respiradores?
Es un error de concepto repetido durante estos meses, el concepto cama-UCI. No es que falten respiradores, es que sin los especialistas en Medicina y Enfermería Intensiva por muchos respiradores que tenga el tratamiento es subóptimo.
La atención del paciente crítico precisa de un personal especializado, y en los peores días de esta pandemia hubo que recurrir a la ayuda de otros compañeros de diferentes especialidades que realizaron una labor encomiable, el profesionalismo fue fundamental en sacar esto adelante y me sigue emocionando la actitud de la mayoría de los profesionales sanitarios, todos tenemos recuerdos de apoyo entrañables que nunca olvidaremos.
Esta especialidad no va de intubar pacientes, es algo más complejo, va de tomar decisiones en situaciones de gran complejidad. Se tarda unos meses en aprender una técnica, años de experiencia en saber cuándo esas técnicas estaban indicadas y diría que toda una vida profesional en valorar cuando no están indicadas. Hay que aunar, pericia, capacitación científico-técnica y formación en valores, estos últimos han de impregnar todo acto médico.
Nadie se atreve a hablar públicamente de ello, pero si por ejemplo a los nueve meses del toque de queda se produjera un baby-boom en el que los paritorios de nuestros hospitales se vieran desbordados y fuera necesaria la ayuda de los intensivistas y otras especialidades, la prestaríamos, pero no dejaría de ser subóptima porque no tenemos la formación y experiencia en la atención al parto. Cuando llegó la pandemia el número de camas UCI por 100.000 habitantes estaba por debajo de otros países europeos.
“Esta especialidad no va de intubar pacientes, va de tomar decisiones en situaciones de gran complejidad”
¿Cómo esperan los próximos meses los intensivistas?
Esto no se ha terminado, de hecho, tenemos la sensación de que esta enfermedad vamos a seguir tratándola durante años, esperemos que un contexto epidemiológico diferente.
A día de hoy hay más de un centenar de pacientes ingresados en las UCI de Andalucía. Estamos peor que hace ahora un año y mejor que hace unos meses, la vacunación supone una esperanza sin duda. Si algo hemos aprendido es que nos queda mucho aún por aprender y toca seguir siendo prudentes en situación de incertidumbre.
Desde el Grupo de Trabajo de Infecciones continuamos como el primer día comunicados entre nosotros, emitiendo informes periódicos y compartiendo toda la información clínica valiosa que nos lleve a mejorar la atención de los enfermos críticos. Además, seguimos atendiendo el resto de patologías del paciente crítico, las UCI nunca duermen haya o no pandemia.
Otros compañeros, pacientes y familiares, que son los que han presenciado en primera línea lo que ha ocurrido en las UCI valoran el liderazgo callado de esta especialidad, este tiempo nos ha dejado cicatrices que nos recordarán siempre lo vivido.
Desde Andalucía hemos contribuido además de la actividad asistencial a la investigación clínica con colaboraciones con las Sociedades Científicas en documentos de gran valor, participación en ensayos clínicos y estudios de investigación dirigidos a seguir combatiendo esta enfermedad. Todas las semanas el Dr. García Garmendia a través de la SAMIUC nos dibujaba el modelo predictivo de ingresos para los siguientes días en un trabajo encomiable que nos fue de gran utilidad.
“Desde Andalucía hemos contribuido a la investigación clínica participando en ensayos clínicos y estudios de investigación dirigidos a seguir combatiendo esta enfermedad”
¿Qué mensaje transmitiría a la población?
En primer lugar, querría dedicar unas palabras de gratitud a los más de 6 000 pacientes atendidos en las UCI andaluzas y a sus familiares. Han sido testigos directos, por culpa de la lotería de la vida, de lo que supone padecer las formas clínicas más graves de esta infección. Su comportamiento como ciudadanos ha sido ejemplar, se han adaptado a las medidas recomendadas en cada momento sin queja alguna a pesar de la dura experiencia que estaban pasando, son testimonios impresionantes de los que hemos sido testigos directos de momentos muy duros, hemos llamado para comunicar malas noticias y eran los familiares los que nos emitían a través de videollamadas palabras de ánimo, han cuidado de nosotros siendo los que más sufrían.
Es un honor poder ser sanitario y haber ayudado al que sufre y una frustración no haber podido salvar las vidas de tantos otros. Toca trabajar en disminuir la mortalidad de los enfermos críticos y no conformarse. Es más intensa la amarga sensación de las pérdidas que la satisfacción de las altas aunque estas últimas hayan sido mayoritarias.
Afortunadamente los casos graves suponen un bajo porcentaje de los infectados, este hecho condiciona que una parte de la población no se haya concienciado suficientemente del impacto de esta enfermedad.
Mientras tanto, a diario seguimos luchando contra esta enfermedad, podemos estar agotados, pero no hemos bajado los brazos en ningún momento ni lo haremos, esperamos lo mejor pero preparados para afrontar lo que nos venga. Falta tiempo para ver las UCI vacías de pacientes con COVID. Advertimos que esto no ha terminado, y que la vacunación no será la única medida que hemos de tomar para convivir con esta infección. Están siendo tiempos muy duros en los que todos tenemos una cota de responsabilidad en sacar esto adelante, la solidaridad es clave.
“Falta tiempo para ver las UCI vacías de pacientes con COVID. Advertimos que esto no ha terminado, y que la vacunación no será la única medida que hemos de tomar para convivir con esta infección”
¿Qué soluciones de futuro hemos de aplicar?
Hemos podido aprender que es clave el trabajo en equipo, la gestión realizada por los equipos directivos locales era una empresa muy compleja y meritoria, nos hemos tenido que enfrentar a algo inédito en la historia de la Medicina moderna. Lejos de parcelar competencias entre especialidades los unos hemos necesitado de los otros, las UCI no habrían podido sacar esto adelante sin el magnífico esfuerzo que realizaron el resto de especialidades hospitalarias, se adaptaron y han trabajado muy duro para intentar frenar la evolución a las formas graves, las Urgencias hospitalarias siempre han dado la cara y la pandemia lo ha vuelto a corroborar, que decir de los servicios de Medicina Preventiva que están realizando un esfuerzo titánico, los servicios de microbiología y radiología han mostrado una disponibilidad y capacidad de trabajo encomiable.
El estado de necesidad hizo que emergiera el profesionalismo en forma de trabajo en equipo solidario. Ojalá se convierta este hecho en tendencia y no quede exclusivamente para situaciones límites, es primordial mostrar voluntad de entendimiento centrado en un objetivo común: los enfermos.
Me pregunta por el futuro: Ciencia y humanidad. Con la aparición de las vacunas parece haberse aminorado la pasión inicial por la búsqueda de un antivírico ideal, pero si hablamos de futuro la investigación clínica ha de continuar, hemos de perseverar en la búsqueda de tratamientos eficaces, tenemos un compromiso para las futuras generaciones.
Como ciudadanos estamos pagando un precio altísimo que nos debe enseñar a valorar lo mucho que teníamos y no valoramos entonces suficientemente, hemos descubierto que hay cosas que tienen valor cuando se pierden, el tiempo robado de esta pandemia no es recuperable, las relaciones personales han de salir fortalecidas de esta crisis, toca reconstruir lo devastado aplicando una ética de la responsabilidad y del cuidado de los más vulnerables aspirando a convertirnos en una sociedad más solidaria y sensibilizada con los valores.
“Si hablamos de futuro la investigación clínica ha de continuar, hemos de perseverar en la búsqueda de tratamientos eficaces, tenemos un compromiso para las futuras generaciones”.