El anión gap es la diferencia entre los aniones plasmáticos que habitualmente no se miden (proteínas, sulfatos, fosfatos y ácidos orgánicos como lactato y piruvato) y cationes plasmáticos que habitualmente no se miden (K+, Ca2+, Mg2+). El anion gap normal es entre 8 – 12 mEq/l
Se calcula como =( [ Na+] + [ K+] )- ( [Cl-] + [CO3H-] ) , aunque muchas veces el K no se toma en cuenta, ya que sus oscilaciones suelen ser relativamente cortas. El valor normal antes referido depende en parte del modo de medición de los iones en cada laboratorio, cambiando si estos se miden mediante electrodos selectivos, respecto a cuando por ejemplo el Cl o Bicarbonato se miden por colorimetría y el Na y K por fotometría de llama. Por ello, dependerá de los valores normales para cada laboratorio. Si se utiliza el K, el vacío aniónico es alrededor de 4 mmol/L mayor que si no se utiliza en el cálculo.
La importancia de su cálculo radica en que permite diferenciar las acidosis metabólicas en dos tipos principales: acidosis metabólicas con vacío aniónico elevado, lo que indica que la acidosis está causada por ganancia de ácidos, o con vacío aniónico normal, ocasionadas por pérdida de bicarbonato, ya que la etiología y el tratamiento difieren.
El incremento del vacío aniónico indica descenso del bicarbonato, sin aumento concomitante de Cl . Ello significa que, ya que el vacío aniónico podría definirse como la diferencia entre cationes no medidos y aniones no medidos, han aparecido ácidos que habitualmente no se miden en laboratorio, y que no entran en el cálculo: elevación de iones como lactato, fosfato, sulfato, beta-hidroxibutirato, acetoacetato, en intoxicaciones por etilenglicol, intoxicaciones alcohólicas, metanol, ácido acetilsalicilico, cianuro, soluciones con albúmina, etc, y en algunos casos de descenso de cationes no medidos, como el calcio, o el magnesio.
El vacío aniónico normal significa un descenso del bicarbonato, pero compensado mediante una elevación del Cl (acidosis hiperclorémicas), que se ven en pérdidas gastrointestinales de bicarbonato, habitualmente diarreas, pérdidas por fístulas pancreáticas, acidosis tubulares renales proximal (tipo 2), o distal (tipo 1), o por ingesta de cloruro amónico, inhibidores de la anhidrasa carbónica, como acetazolamida, por ifosfamida, hiperalimentación por nutrición parenteral, algunos casos de ingesta de alcohol, o en los déficits de mineralcorticoides (Enf. de Addison).
Un vacío aniónico bajo hay que revisarlo, para obviar errores de laboratorio, pero puede darse en hipoalbuminemias, cuya carga negativa es compensada por elevación de Cl o bicarbonato, como puede darse en los síndromes nefróticos, hemoragias, oclusión intestinal o cirrosis hepática. Se puede ver en ocasiones en la paraproteinemia del mieloma múltiple. aumento de los cationes no medidos (hiperpotasemia, hipercalcemia, hipermagnesemia, intoxicación por litio, mieloma múltiple, artritis reumatoide).